Loco por mi hermana Ivonne. 2


El domingo por la mañana mis padres se fueron de vacaciones y nos dejaron en casa solos, pues yo tenía que estudiar para recuperar en septiembre las materias que me quedaron pendientes. Ivonne también se quedó pues tenía que trabajar y no me quería dejar solo. Antes de arrancar con el auto, mi padre nos dijo su acostumbrada frase:

"Se portan bien".

Esa misma mañana cuando yo estaba rasurándome en el baño, pues ya empezaba a tener barba de hombre, entró mi hermana y dijo que tenía prisa y que se iba a bañar. Despreocupándose de que yo estuviera allí, se colocó de espaldas, se quitó una blusa que llevaba, se soltó el brassiere dejándolo caer al suelo y luego la falda y su tanguita. Quedó desnuda de espaldas a mí, mostrándome todo su cuerpo. Otra vez mi pija se levantó como un resorte. Con toda naturalidad abrió las llaves de la regadera y agachándose un poco probó la temperatura del agua. En esa posición podía ver como su concha sobresalía entre sus muslos y me mostraba de nuevo su rajita. Se metió en la regadera, mientras yo terminaba de rasurarme, con una erección durísima, la tenía paradísima.

Esa tarde y noche, Ivonne mi deliciosa hermana me provocaba con sus vestiditos. Después de cenar uno frente al otro, ella empezó a comer un plátano; yo no podía más, sus labios bordeaban la punta de la fruta. Luego con mucha sensualidad lo chupaba con su lengua, para luego darle pequeños mordisquitos mientras me miraba fijamente a los ojos. Me estaba matando, todas sus insinuaciones y sus provocaciones eran demasiado para mí y en un arranque animal pensé en cogérmela allí mismo. No sabía si ella era consciente de ello, tuve que contenerme.

Los dos días siguientes fueron mortales para mí. Mi padre nos había encargado que pintáramos las paredes del garaje, pues estaban ya algo manchadas. El caso es que entre los dos nos dispusimos a pintar. Preparé los botes y las brochas y cuando llegó Ivonne al garaje, yo me quedé con la boca abierta de nuevo al verla. 

Hacía mucho calor Ivonne se puso una camiseta vieja muy ajustada y cortita que descubría su cintura y su ombligo. La camiseta se pegaba tanto a sus curvas que se veía claramente que no llevaba brassiere, dibujando sus tetas bajo la tela y resaltando sus pezones como dos botones. Llevaba también shorts de lycra azules, muy cortos y ajustadísimos que llegaban a enseñar el comienzo de sus nalgas. Se marcaba perfectamente dibujada su tanguita bajo el short. Yo me dediqué a lo más pesado, dándole al rodillo y ella utilizaba un pincel haciendo las esquinas y los rincones donde yo no llegaba. Yo tenía el bote muy cerca de mí y ella iba y venía a por pintura meneándose delante mío y poniéndome como un toro. Seguro más de una vez pudo notar mi erección bajo el pantalón. Mi hermana no parecía tener bastante con pasearse delante mío y comenzó a rozarme una y otra vez con su cuerpo. Primero me pasó las tetas por la espalda con el pretexto de tomar un trapo o pintar algún recoveco. Cada vez que notaba sus tetas en mi espalda mi pija daba un respingo, sentía como la sangre lo hacía palpitar. Luego por un lado rozaba sus caderas con las mías; tanto que en algún momento su mano acariciaba mi trasero como si fuera accidentalmente. Ya no podía más, y fue mucho más duro cuando yo estaba pintando una pared y la muy zorra se colocó delante mío pues tenía el bote de pintura en mis pies. Se agachó mostrándome el culo y echándose hacia atrás se sobó bien el trasero contra mi verga. Yo cerré los ojos para sentirla más intensamente. Qué placer poder tener el culo de mi hermana pegado a mi. Notando mi erección, ella se dio la vuelta y con carita dulce y tierna dice:

"¿Qué tienes ahí tan duro hermanito?"

A continuación, se rio con ganas. Le encantaba hacerme sufrir. Se marchó caminando sensualmente y dejándome ahí, con el pito palpitando y un dolor muy pronunciado en mis cargados testículos.

Esa noche casi no pude dormir y quise que toda mi tortura tuviese algún premio, aunque como he dicho el solo hecho de observarla ya era demasiado. 

A la mañana siguiente, amaneció muy caluroso el día. Ivonne de nuevo me sorprendió entrando a mi cuarto vestida tan solo con un camisón de seda brillante casi transparente de color gris, muy corto, de tirantes delgados y sus altísimas zapatillas. Yo todavía estaba tumbado en la cama, desnudo bajo las sábanas, pues el calor era sofocante.

"Buenos días Javi"

"Hola"

Su espléndida figura se ensalzaba con ese diminuto babydoll que formaba olas con sus movimientos. Pensar que debajo estaba desnudita, me electrizaba. Con su habitual sonrisa me dijo:

"Bueno, levántate ya, que quiero lavar las sábanas"

"Sí, ahora voy"

"No venga, date prisa y levántate ya que quiero poner una lavadora pronto"

"Vale, pero sal un momento, es que estoy sin ropa"

"Vaya, ¿te va a dar vergüenza que te vea tu hermana desnudo?"

"Bueno yo..."

Yo notaba que mi hermana se había levantado más excitada de lo normal, quizá por el calor o por el hecho de que estuviéramos solos en casa o ve tú a saber, pero quería verme en bolas, estaba claro.

"Venga Javi"

"Pero es que..."

"¿Qué pasa?, ¿que la tienes parada o qué?"

De nuevo se tiro a reír otra vez por mi situación, ya que era cierto lo que decía, pues tenía una erección brutal. Luego me dijo:

"Somos hermanos, no creo que nos vayamos a asustar por vernos desnudos... Total ya nos hemos visto otras veces"

"Sí, pero ..."

"¿Cual es el problema?, ¿te quedas más tranquilo si me desnudo yo también?"

Esa frase hizo que todo mi cuerpo se estremeciera y los pelos se me pusieron de punta, igual que mi pene. Pregunté incrédulo:

"¿Cómo?"

"Sí tonto, ¿que si quieres verme desnuda a mí?"

"Sí, claro que me gustaría"

"Si es una tontería hombre, es la cosa más natural del mundo, al fin y al cabo, somos hermanos. ¿Pues no te he bañado yo miles de veces cuando eras más pequeño?"

"Si, pero ya no soy un niño..."

De nuevo sus risas.

"Te excitaría mucho verme desnudita ¿verdad?, ¿Quieres verme desnuda Javi? ¿Eso quieres cariño?"

Como lo sabía la muy zorra. Yo no podía más, estaba totalmente excitado y la tenía súper parada.

"Sí me gustaría verte desnuda..."

"Pues solo porque eres mi consentido... prepárate!”

Se puso en pie, se quitó un tirante del camisón, luego el otro y la vaporosa tela del babydoll cayó rápidamente a sus pies. ¡Qué maravilla! ¡Qué preciosidad! Me quedé con la boca abierta observándola, me quedé embobado; atontado, perplejo. Qué cuerpo tenía: su preciosa cara, sus redondas tetas con sus rosados pezones apuntando desafiantes, su cintura plana y estrechita, sus caderas, sus piernas, su hermosa concha depilada. Mi hermana tenía cuerpo de diosa, o al menos a mí me lo parecía. Ella insistió:

"Bueno, ¿qué?, ¿qué tal?"

Creo que yo me quedé inmovilizado porque mi cuerpo no respondía. 

"Estas buenísima Ivonne, ¡lo sabes!"

"Gracias hermanito, pero ahora te toca a ti"

Intenté salir de la cama con naturalidad, pero en el fondo estaba nervioso. Cuando lo hice, evidentemente mi pito estaba como una piedra. Me senté en la cama y ella sonrió observando mi miembro.

"Con 18 años recién cumplidos, vaya aparato que tienes, tan lindo"

"¿Lo crees? ¿En serio?"

"Sí, esta muy bien, es más grande que algunos de los que he visto"

“¿Has visto muchos?"

Ella se rio.

"Eso no se pregunta, pero bueno no demasiados, sí he visto algunos, desde luego el tuyo es de los más lindos cariño"

"Con ese cuerpo que tienes hermanita, habrás destrozado a más de uno" 

Volvió a reírse, con esa linda sonrisa que la hacía aún más hermosa y más deseable. No quitaba la vista de mi pija parada. Luego se sentó a mi lado y me dijo:

"¿Te excita verme así?, ¿te calienta mucho?

"Sí, mucho, ¿no se nota?"

"Ja,ja, ja... Luego te masturbarás otra vez ¿no? "

"Claro Ivonne, me tienes loco"

"Lo cierto es que me gusta que te pongas cachondo por mi... Se me ocurre una idea, como papá y mamá no están y como hace tanto calor podemos ir casi desnudos por la casa, así no te perderás detalle y te lo pasarás en grande viéndome con poca ropa y yo a ti, porque también me gusta verte desnudo ¿qué te parece?"

Era increíble, mi hermana, ese sueño que tenía en la cabeza desde hacía tiempo, se quería exhibir semidesnuda todo el día, solo para mi. ¡Increíble! Contesté entusiasmado:

"Me parece genial".

 Así lo hicimos, aunque al principio yo estaba nervioso, luego fue mucho más divertido, pues de vez en cuando tenía cerca a mi hermana sin ropa y eso provocaba una y otra erección en mi polla. A ella eso le gustaba y le excitaba, a mí ni se diga. Lo que no me gustaba mucho era el constante dolor en mis huevos por la constante erección y no sacar la leche.

Mientras desayunábamos, ella se levantaba constantemente y se paseaba delante mío con su espléndido cuerpo semidesnudo provocándome. Agachándose cuando metía la ropa en la lavadora, acercándose a mí. Ella disfrutaba también observándome y mirando mis piernas y continuas erecciones. Alguna vez pasaba muy cerca de mí y nuestros cuerpos se rozaban, cada roce era como un chispazo. Era algo extraño y divertido a la vez, pues nunca lo habíamos hecho tan abiertamente, pero a los dos nos gustaba.

Después de comer, nos sentamos a tomar unos helados en el sofá mientras veíamos la televisión. Ella sacaba y metía su helado de la boca, succionándolo con la lengua mientras sus ojos me miraban lascivos. Me provocaba con esos gestos, con esas miradas y además tenerla semidesnuda a unos centímetros de mí, era lo mejor que me podía pasar en la vida. Mi verga volvía a ponerse a tope. Ella se quedó mirando mi miembro erecto:

"Vaya erección tienes Javi ¿todavía no te has masturbado hoy?, ¿no has sacado la lechita querido?"

"No aún no"

"Pues no deberías quedarte con esa calentura, te va a hacer daño"


Me decía eso con esa boquita brillante por el helado y con sus labios carnosos en forma de corazón que yo deseaba tener rodeando mi pija. Yo miraba su cuerpo boquiabierto. Ella me guiñó un ojo.

"¿Te parezco sexy?"

"¿Sexy?, creo que tienes un cuerpo perfecto"

"¿Te parezco más atractiva que las chicas de tu edad que conoces?"

"Claro, eres la mujer de mis sueños"

"Pero soy tu hermana, no puedes verme así"

"Pero... es que tú me provocas Ivonne"

De nuevo su risa.

"¿De veras?, dime ¿cómo te provoco?", decía al tiempo que se tocaba las tetas con una mano y con la otra rosaba su entrepierna.

"Sí, me vuelves loco, con tu cuerpo, con tu forma de caminar, con tus posturas, con tus insinuaciones, al final siempre tengo que ir al baño y me la jalo como loco, como nunca lo había hecho, en mi mente apareces desnuda ante mi..."

A Ivonne se le dilataban las pupilas y las mejillas se le sonrojaban. Algo que denotaba su excitación. Su cara resplandecía y su excitación iba en aumento. De nuevo me sorprendió.

"¿Te gustaría masturbarte viéndome así, desnuda para tí?"

"No… me da vergüenza, no podría"

"¿Por qué?, no seas tonto, ¿no te haces miles de chaquetas imaginándome?, pues aprovecha y hazlo viéndome, a mí no me importa, además me gustaría ver cómo lo haces"

Claro que se me antojaba, pero sentía pena de hacerlo delante de ella, nunca me la había jalado delante de nadie y mucho menos frente a mi hermana.

"Me da pena..."

"Venga, me gustaría verte y me excita saber que lo haces por mí"

De nuevo su frase me sorprendió y me excitó mucho mas. Contesté ruborizado.

"No me atrevo"

"Venga, ¿quieres que te provoque? ¿me pongo en alguna pose sexy? ¿quieres que me toque yo también?"

Sin dejarme responder mi hermana se tumbó boca arriba en el sofá y comenzó a pasar la lengua por sus labios en una pose muy erótica, con una mano se acariciaba las tetas y se pellizcaba los pezones con la otra iba bajando por su cintura hasta llegar a su coño, separó sus piernas ligeramente y empezó a estimularse con dos dedos el clítoris y los labios vaginales. ¡Vaya panorama!

Dudé en principio, pero con aquella escena, mi mano obedeció a mi hermana y comencé a masturbarme suavemente, con lentitud, disfrutando de lo que tenía delante, observando su hermoso cuerpo y viéndola cómo se tocaba ella. Ivonne arqueaba su espalda para mostrarme con mucha sensualidad todo su cuerpo, abriendo ligeramente más las piernas, para que yo pudiera ver bien su conchita depilada. Pude ver que su rajita estaba brillante debido a lo cachonda que estaba. 

"Qué linda la tienes Javi, cómo me gusta verte que te la jales"

"A mí también me gusta ver como te acaricias"

Ella cerraba los ojos, soltando gemidos y jadeos. Su cuerpo brillaba por el sudor. Estaba a punto de reventar, me salía ya algo de leche. Ivonne empezó a respirar más profundamente, sus labios parecían hincharse y sus pezones estaban erectos. De repente su respiración se hizo entrecortada, jadeó con más fuerza lo que me hizo entender que estaba teniendo un orgasmo, lo cual me llevó a acabar a mí, soltando varios chorros de semen que cayeron por la alfombra y el sofá. 

Ivonne se quedó tumbada un rato recuperándose y yo también. Ella me sonrió:

"Ha sido bonito ¿verdad?"

"Ya lo creo"

"¿Mejor que imaginarme?"

"Desde luego. ¿Y tú? Lo has pasado bien ¿no?"

"Sí, he tenido un orgasmo genial"

Ella tuvo que marcharse, pues había quedado con unas amigas, se bañó, se vistió y me dio un besito en los labios.

-"Tenemos que repetirlo hermanito"

La estuve esperando toda la tarde, regresó a eso de las 11 de la noche. Yo estaba desnudo, sentado en el sofá. Al verme me preguntó:

"¿Me estabas esperando?"

"Sí Ivonne, quiero verte desnuda otra vez"

"Ven, me voy a dar un baño, estoy empapada de sudor, hace mucho calor"

La acompañé hasta el baño y preparó el agua. Llevaba una minifalda de cuadros y una blusa blanca anudada a la cintura, su ombligo parecía llamarme para que me lo comiera. Mientras se soltaba el broche que llevaba en el pelo me preguntó:

¿Te has masturbado de nuevo?

"No, quiero hacerlo viéndote"

"Ja, ja, ja, te gusta más así ¿eh?"

"Sí, mucho"

"¿Quieres ayudarme a desnudarme tú?"

Bueno, ya estaba otra vez, me iba a matar con tanto placer, ¿cómo podía negarme a algo así?

"Sí, claro"

Primero le quité el nudo de la blusa y uno a uno le fui quitando los botones, dejé caer al suelo la prenda y llevaba un brassiere delgado transparente color azul. Se dio la vuelta se sostuvo la melena y con alguna dificultad le desabroché los broches del brassiere. Volvió a ponerse frente a mí y me sonreía. A todo esto mi miembro estaba apuntando al cielo y a ella le encantaba verme así. Le bajé un tirante, luego el otro y el pequeño brassiere cayó al suelo. Sus erectos pezones me miraban. Le solté el cierre de la falda que estaba en un costado y se deslizó hasta el suelo. Su tanga azul era muy pequeñita y algo transparente haciendo juego con el brassiere, podía verse su rajita a través de ellas. Me quedé un rato parado.

"Venga Javi, ¿qué esperas?"

Obedecí como un niño bueno y mientras me agachaba iba bajando la tanga por sus piernas. La desnudé pasando unos momentos más que excitantes. Quién me lo hubiera dicho unos días antes, ni yo mismo me lo hubiera creído. Me agarró de la mano, una suave y pequeña mano que terminaba en unos preciosos dedos y bonitas uñas, me encantaban sus manos, por supuesto en el dedo anular, su anillo de matrimonio.

"Ven, vamos a ducharnos juntos"

Pasamos juntos a la regadera tomados de la mano. Tomó la regadera de mano y comenzó a mojarse con el agua templada, su cuerpo brillaba y el agua se deslizaba por su piel formando unos ríos de los que yo deseaba beber. Después me mojó a mí quedándonos bien mojados. Mi pito seguía firme y duro sin importarle el agua que le caía encima. Tomó un poco de gel en una de sus manos, hizo que me girara de espaldas a ella y comenzó a enjabonarme el pelo, dándome pequeños masajes, después hizo lo mismo con mi espalda. Sus caricias eran suaves, tiernas, sensuales, sus finas manos eran captadas por todos los poros de mi piel. Bajó sus manos por mi cintura y enjabonó mis nalgas para luego meter su mano por la raja, hasta llegar a mi ano. Pegué un salto, pues era una especie de cosquilleo y de gusto a la vez. En alguna de sus lentas y concienzudas pasadas por mis nalgas aplicándome el jabón, sus tetas rozaban mi espalda, pudiendo notar cómo se me clavaban sus duros pezones. Me enjabonó los muslos, me dio la vuelta, yo estaba como un títere, me dejaba hacer lo que ella quisiera. 

"Cuánto hacía que no te bañaba Javi"

"Sí, hace mucho tiempo, pero me gusta más así, los dos juntos en la regadera"

Se rió otra vez. Se llenó las manos nuevamente de gel y me hizo una nueva aplicación por los hombros, el pecho, el ombligo, los brazos... Se agachó para lavarme los muslos y las piernas y subió con su mano hasta mis huevos, los sobó con dulzura. Mi pija rebotaba y yo tenía un disfrute enorme en todo mi cuerpo. Me agarró la verga con su mano, cuando lo hizo me tuve que agarrar a las llaves del agua pues aquello hizo tambalearme, me echó la piel hacia atrás y con la otra mano me enjabonó suavemente el glande. Se recreó con mi pija que tenía una dureza mayor de la habitual, yo creía que iba a estallar en cualquier momento. Vaya masaje me hizo la muy cabrona. Dio una palmada en la nalga y dijo:

"Te toca, mi vida"...


"Tengo que irme a trabajar Javi, esta noche te haré otro regalito, ¿de acuerdo?"

"Sí Ivonne, te estaré esperando"

Se baño, se vistió y se fue a trabajar. Todo ese día estuve nervioso y excitado pensando en el "regalito" que me iba a dar mi cariñosa y cachonda hermana.

Llegó a casa sobre las 9 de la noche y yo estaba esperándola otra vez, ya sin el pantalón ni los boxers; sobándome la pija sentado en el sofá. Al entrar en la sala me preguntó:

"¿He tardado mucho?"

"Una eternidad"

Se colocó de pie frente a donde yo estaba sentado y comenzó a quitarse cada una de las prendas que llevaba encima. Me enderece para observarla mejor. Primero se quitó rápidamente las zapatillas que tanto me excitaban; se quitó el saco, luego la blusita de tirantes que usaba sin nada de debajo y sus tetas saltaron desafiantes. Después se desabotonó el ajustado pantalón de color naranja y a continuación su tanguita blanca, agachándose para volver a calzarse las zapatillas. Otra vez me quedé extasiado viendo a mi hermana Ivonne desnuda frente a mí. Mecánicamente comencé a masturbarme con aquella magnífica visión.

Sin decir nada, me empujó sobre el sofá y me quedé tumbado boca arriba, ella cayó sobre mi cintura. Apoyó sus manos en mi pecho, me sonrió y su culo comenzó a moverse rítmicamente adelante y atrás sobre la punta de mi pija. Yo creía que iba a estallar en cualquier momento. Pude notar como su húmeda rajita abarcaba mi pene y le masajeaba siguiendo toda su longitud, dándome un placer tremendo, notando como sus jugos lubricaban mi pene. Los dos soltábamos gemidos. Sus tetas se movían arriba y abajo al ritmo que llevaban sus caderas sobre mi cuerpo. Así estuvo un buen rato sobando su sexo contra el mío. De pronto frenó en seco, se me quedó viendo y me dijo:

"Esto que estamos haciendo hermanito ¿estará bien?"

"Está increíble, Ivonne"

"Pero Javi, somos hermanos"

"No, somos un chico y una chica que quieren gozar a tope, yo estoy aprendiendo contigo lo que es el placer, no puedo tener mejor profesora"

Se deslizó hacia atrás besándome el pecho, la cintura, se arrodilló entre mis piernas, besó mis muslos hasta colocar su cara frente a mi miembro erecto, a punto de estallar.

Cuando menos me lo esperaba, sus carnosos labios habían bordeado la punta de mi pija. Estaba chupándome, besándome y mordiéndome todo el tronco. Su mano acariciaba mis huevos. Empezó a bajar sus labios por toda lo largo de mi pene y me hizo una mamada espectacular. Sus labios se apretaban contra mi parado y palpitante miembro y sus ojos me dedicaban una sensual mirada. Era la primera mamada que me hacían y no tardé en soltar unos chorros de leche que salpicaron en su boca, su cara, sus tetas y su pelo. Ella estaba disfrutando, se le notaba.

Agarrándome el pito y manchada con mi leche por toda la cara me preguntó:

"Así es mucho mejor ¿no?"

Yo no podía articular palabra, estaba como ido, mis piernas temblaban, mi pito daba espasmos y mi respiración estaba muy agitada.

Se puso de pie, me incorporé sentado y ella se colocó entre mis piernas y ofreciéndome su conchita me dijo:

-"¿Te gustaría probarlo?"

-"Sí Ivonne, claro que sí"

Se recostó en el suelo boca arriba y yo puse mi cabeza entre sus piernas, empecé por besarle sus suaves muslos, luego la cintura, el pubis, las ingles, hasta que mi lengua descubrió su húmeda conchita. Aquel sabor tan rico, que aún recuerdo. Era algo que no me imaginaba, me sabía delicioso y ella me agarraba del pelo con fuerza sintiendo un placer intenso, soltando pequeños suspiros y gemidos. No tardó en tener un orgasmo y mojarme la cara cuando mi lengua saboreó su clítoris. Por un momento me asusté pues dejó de respirar, parecía haberse desmayado. Pero no era así, sólo durante unos segundos contuvo la respiración y a continuación soltó un gemido muy largo:

-"Aaaaaauuuuuuuuhhhhh, qué rico, qué delicia, mmmmm, qué bien Javi..."

Para entonces mi pija empezaba a recuperarse de nuevo y ella se percató y me dijo algo que nunca me hubiera esperado:

-"¿Quieres metérmela Javi?"

-"Sííííí"

Mi respuesta fue casi inmediata.

-"Pues vas a ver cómo por fin la vas a tener dentro de mí, eso que siempre has imaginado, quiero hacerte disfrutar ese momento, quiero que me cojas, quiero que me partas en dos", me dijo mientras autoritariamente me exigió: “¿Si tienes un condón a la mano, verdad?”

Apresuradamente tome mi pantalón del suelo para sacar de la bolsa trasera mi cartera. Ahí tenía un condón que cargaba esperando tener suerte algún día. Lo saqué y se lo entregúe.

Entonces ella se incorporó y volvió a meterse mi verga en la boca haciendo que se pusiera como una piedra. Tomó en condón y con mucha maestría lo deslizó suavemente sobre mi pene, mientras me seguía chupando. La vista de mi miembro desapareciendo en su preciosa boca me encantaba.

Otra vez me colocó acostado sobre el sofá, abrió las piernas, acercó su sexo al mío y agarrándome el pito lo pasó arriba y abajo por su rajita cuando de pronto se sentó sobre mí introduciéndose mi miembro lentamente en su interior. Por un momento mi vista se nubló, pude ver el cielo, las estrellas y el más allá. Nunca había sentido un placer tan grande e intenso. Toda mi pija entró en la concha de mi hermana. Los músculos de su vagina se aferraban a mi y en un mete y saca rítmico, comenzó a cogerme como una zorra, mientras gritaba y gemía con fuerza. Un nuevo orgasmo la invadió y repitió mi nombre.

-"Javi, Javi, Javi.... ayyyyy, Javi"

Ella seguía subiendo y bajando por mi pija y sus tetas brincaban al compás de sus movimientos. Después se levantó se colocó en cuclillas dándome la espalda y empezó a subir y bajar de nuevo sobre mi pene mientras yo la agarraba por la cintura y las caderas. Cerró los ojos y daba gemidos que a mí me extasiaban. Mi verga se hinchó dentro de su cuevita y me corrí intensamente en su interior. No podía imaginar que coger fuera tan maravilloso. Creo que desde entonces amo el sexo y a mi hermana, por supuesto. Me dio algo que yo no conocía, con una maestría y una sensualidad increíbles.

Permanecimos unidos unos momentos recuperándonos de tanto gozo. 

"Lo has hecho muy bien hermanito, me llenaste de placer, aprendes de maravilla"

Me sentí muy contento de oírla decir eso. Luego estuvimos charlando sobre lo ocurrido y nos reímos pensando en la cara de nuestros padres si nos hubieran pillado.

Durante los 15 días que duraron las vacaciones de mis padres, mi hermana Ivonne y yo seguimos con nuestros eróticos juegos, durmiendo juntos, cogiendo casi a diario. Yo aprendí nuevas posturas, nuevos placeres y nuevas experiencias que mi hermana me regaló y me enseñó. Lo recuerdo hoy como si el tiempo no hubiera pasado. Me llenaba de celos que la tuviera que compartir con su esposo, pero vaya, creo que eso era natural. Lo que me excitaba aún mas era que ella fuera tan caliente que nos diera batalla a los dos el mismo día.

Ahora Ivonne, sigue estando tan buena como antes, cada vez mejor diría yo. Yo voy a visitarla a su casa a menudo. Cuando no está mi cuñado, volvemos a revivir los días pasados como lo hacíamos entonces. Nunca he sentido con ninguna mujer tanto placer como el que viví y sigo viviendo con mi hermana.


Muchas gracias por todos sus mensajes y comentarios. No dejen de escribir a dratentacion@gmail.com y seguirme en Twitter como @dratentacion


Besitos

Dra. Tentación


Fotos:

Imágenes solo de carácter ilustrativo y propiedad de sus autores originales.



















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