Ivonne, la primera vez.
Hola, mi nombre es Ivonne, tengo actualmente 35 años, soy casada, mido 1.59 m, piel blanca, pelo castaño, mis medidas son 92,61,96, soy y siempre he sido muy ardiente y jacarandosa. Mi interés en el sexo y descubrir todos sus placeres comenzó muy temprano. Les contaré un poco de mi…
A los 18 años empecé a trabajar de edecán y hostess para diferentes tipos de eventos, exposiciones, eventos en empresas, cenas de gala, eventos deportivos; todo tipo de eventos en donde se requería la presencia y ayuda de chicas lindas con bonitos cuerpos. Además de una cara linda y mis ojos color gris verde, el desarrollo temprano de mi cuerpo y bien arreglada daba la apariencia que solicitaban en esos eventos. El trabajo era muy propicio para conocer a todo tipo de personas, mucha gente de mundo y empresarios, gente importante. Un gran porcentaje de ellos, solo buscando tener sexo con las edecanes. Nunca me prostituí, aunque si me di el lujo de coger con cuanto hombre me gustaba. Los regalos y muestras de agradecimiento no faltaban, lo que hacía del trabajo una muy divertida y buena fuente de satisfacciones.
Inicie poco a poco a experimentar la excitación de mi núbil cuerpo; el cual, se empezó a desarrollar rápidamente. Todo comenzó desde que cumplí mis quince años. Mis piernas se volvieron largas y bien formadas, mis senos crecieron paraditos y respingones, con los pezoncitos siempre duros. A los hombres se les iba la mirada hacia ellos ya que acostumbraba no usar brassiere, mis tetitas copa A me permitían darme ese lujo. Mi culito siempre fue de llamar la atención, con las nalgas bien paraditas; se convirtió en una tentación y yo me convertí en una niña caliente y lujuriosa. De todo cambio hay ganadores, y quien supo aprovechar bien de mi furor de chica golosa, fue mi primo Enrique, que me llevo a descubrir lo que podía causar en los hombres.
Con un cuerpo desarrollado y que seguiría desarrollándose, me inicie en el maravilloso mundo de la sexualidad. Mi desvirgue lo contare con más calma en otra ocasión, merece la pena. Desde que tuve por primera vez una pija dentro de mi, quede fascinada, extasiada; a la fecha me encanta el sexo! Pero ahora sobre todo, del sexo con mi papi (mi padrastro técnicamente hablando), con él, he experimentado cosas muy ricas, me encanta tener encuentros y coger con mi padrastro.
Simplemente soy muy caliente y golosa. Siempre estoy dispuesta a seducir, coquetear; a demostrarme a mi misma lo que puedo causar en un hombre. A tener lo que quiero.
Así sucedían las cosas, hasta el día en que por primera vez tuve sexo con mi papi, Roberto es su nombre. Les contare la forma en que lo seduje hasta que me metió su rica pija hasta el fondo de mi ser,.. ¡¡¡uuummm que rico!!! De solo recordar siento que mi conchita se moja de nueva cuenta.
Así comenzó todo, yo en casa, tumbada en la cama pensando…
- Si papi se me insinuara o me lo pidiera directamente, de inmediato dejaría que me cogiera, es más, yo misma lo voy a incitar y a provocar su deseo lujurioso por quererme coger. Desde hace mucho tiempo he notado como le llama la atención mi cuerpo, como he ha visto desde siempre. Como su mirada cada vez es más intensa, me devora con los ojos. Voy a dar el paso, lo haré!
Hace unos meses, se dio la oportunidad de que saliéramos con mis padres a disfrutar de unas vacaciones sin mi esposo ya que él tenía que trabajar, estuvimos un fin de semana en el hermoso puerto de Acapulco. Sol, arena y mar, la combinación perfecta! Momento de sacar los bikinis, broncearme un poco y relajarme. Viaje familiar.
En este lugar me encargue de que mi padre viera y disfrutara de cada centímetro de mi cuerpo. Mi intención es provocar en él, el deseo lujurioso de poseerme, de hacerme suya. Cuando estábamos con mi madre y mis hermanos, procuraba vestir recatadamente con shorts y blusas adecuadas a un lugar caluroso sin que llamaran mucho la atención de los hombres. Aún así, notaba como atraía la atención, no solo de los demás huéspedes varones del hotel, sino de los meseros, los cantineros y hasta de alguna que otra mujer que sin duda sentía celos de mi. Así soy, la gente me voltea a ver y a mi me gusta provocar que lo hagan.
Pero en cuanto mi madre, se llevaba a mis hermanos a comer o a otro lugar a distraerse, yo aprovechaba para vestir de lo más provocativa frente a mi padre. De inmediato me cambiaba y vestía camisetas pegaditas sin brassiere (por supuesto), micro bikinis delgados y transparentes, apenas tapaban mis encantos. Quería que mi papi disfrutara del espectáculo de ver mis grandes tetas (recién operadas antes de casarme) con mis pezoncitos abultados y erectos, denotando lo cachonda que soy. Mi objetivo era solo el deseo de exhibirme para él y su goce. Vaya que lo disfrutaba, no perdía de vista mi cuerpo. Su mirada iba desde mis pies calzando unas sensuales zapatillas altas, subía por mis tobillos y mis piernas brillosas por el efecto del bronceador en mi piel. Paraba en mi culito, parecía media con suma precisión la curva que hacían mis nalgas; redondas y paraditas. Se perdía en la delgada tira de la tanga que se hundía hasta perderse en mi colita. Yo le facilitaba la tarea de examinarme, dando vuelta lentamente para que pudiera ahora descubrir como por delante la tanga diminuta marcaba mi monte de venus, dejando notar mis hinchados y excitados labios. Su mirada seguía el camino hacia mi ombligo, llega y de detenía un buen tiempo en mis tetas, apenas cubría mis pezones un delgado triangulo de tela. Debido al calor y el sudor que resbalaba en mi pecho, el bikini se tornaba transparente al contacto con tanto líquido y humedad.
El espectáculo se repitió en varias ocasiones, cada una con diferente vestuario pero siempre el mismo resultado. Cada vez mi papi me miraba con mayor soltura y desenfado. Esta disfrutando de mi, estaba gozando lo que ya tenía tiempo tratando de descubrir. Yo, encantada de que lo hiciera, me mojaba al ver su cara y como crecía un bulto bajo su short, el cual de manera discreta sobaba o tocaba por momentos.
Al regresar del viaje, yo buscaba cualquier pretexto para estar cerca de mi papá. Sobre todo los fines de semana en los que iba con mi esposo de visita en su casa. Siempre procuré vestir con ropa ceñida y muy sensual, para que mi padre me disfrutara. Me exhibía con disimulo ante él, mostrándole la figura de mi cuerpo. Uso vestidos cortos y escotados, sin medias que cubran mis piernas y zapatillas altas. Mis piernas son delgadas, con muslos y pantorrillas bien formadas. Cuando visto así, no falta que al ir al centro comercial u otro lugar donde haya mucha gente, uno que otro hombre (más bien diría varios) volteen a verme. Yo solo siento su mirada llena de morbo, lujuria y deseo. No hago caso y continuo caminando, pero dentro de mi me excita sentirme deseada y pensar que si tuvieran la oportunidad, me cogerían con muchas ganas y dejarían mi cuerpo lleno de leche por todas partes, lo zorrita cachonda no se me quita.
Estando en casa de mi padre, siempre busco la manera de estarlo abrazando para que sienta la firmeza de mis senos, ya sea sobre sus brazos, su espalda o en su pecho. Mi papi es un hombre de 1.75 m de altura, todavía conserva un excelente cuerpo; brazos fuertes, un pecho formidable, sus piernas como dos robles y no es porque sea mi padre, pero todavía conserva unas pompis súper bien puestas! Cuando él corresponde a mis mimos y me abraza sobre su pecho y me aprieta con sus fuertes brazos, yo me pongo bien cachonda y dentro de mi, la excitación me exalta, vibro por dentro. Restriego mi pecho en él, estoy segura que siente mi cuerpo y el calor que de él emana. Se que mi padre me desea, pero no ha dado ninguna muestra de ello y yo que muero por él…
Mi padre se sienta en su sillón reclinable (reposet), lo fija para leer un libro. Yo me siento frente a él, finjo leer una revista; pero cuando es posible separo y cruzo constantemente mis piernas con la sola intención de que mi papi pueda mirar mi entrepierna, tan solo cubierta por una lencería de fino encaje blanco. Para que él pueda observar mi coñito depilado, señalándole el camino a seguir al tesoro que le tengo reservado para su placer. Mi madre suele a salir al centro comercial con mis hermanos y mi esposo a realizar las compras de la semana. Esta situación por supuesto que la aprovecho para quedarme con mi papito y seguirlo provocando. Lo invito a la cocina para preparar una ensalada y el postre. Es ahí cuando más lo abrazo y le restriego mi cuerpo. Él poco a poco va tomando confianza y me abraza por la espalda rodeando mi cintura y me dice al oído..., - que linda luces güera... Yo sujeto sus manos y en un impulso coloco mi nuca en su pecho, giro mi cabeza y le doy un beso en la mejilla. Mientras realizo esta maniobra pego mis nalgas a su paquete y suavemente giro para masajear su envergadura ya bien dura y excitada. Siento como sus manos se colocan por debajo de mi tetas. Yo esperando que él se atreva a subirlas y que tome mis bubis entre sus manos para que las disfrute al masajear lo que ya hace un tiempo es suyo, pero aún no se anima a tomar.
Se que me desea, él ya no puede disimular. Sus reacciones ante mi insistencia van dando resultados. En una ocasión llegue vestida con zapatillas de tacón alto con una micro falda de mezclilla y una blusa entallada. No usaba brassiere ni camiseta alguna, solo para que mi papá notara mis pezones erguidos por mi calentura pasional. Yo le comenté que deseaba un closet más amplio, que el que tenía ya no me daba espacio para toda la ropa y zapatos. Uno igual al que tiene en su recamara es lo que quisiera. El de inmediato me invito a que lo revisáramos y viera como me gustaría ampliar el de mi casa.
Acepte encantada y me encamine a subir por las escaleras. Mi padre se atrasó un poco dando tiempo a que subiera, sabía lo que quería; quería verme el culo!, y yo estaba dispuesta a complacerlo. Caminando de lo más sensual posible empecé mi ascenso, quería lucir al máximo mis nalgas para el placer y deleite de mi papi. Me contoneaba delicada y sensualmente a cada paso. Mi lencería de encaje era pequeña y justa, por lo que papá observaría con detalle mis nalgas, listas para que las tome cuando quiera. Hice una pausa a media escalera como si algo me molestara al caminar. Me incliné un poco y le ofrecí por completo el panorama de mi firme trasero a menos de medio metro de su cara… mi papá solo exclamo, oohhh... güera!, ¿qué te pasa?..., nada papi, solo una piedrita entre mi pie y la zapatilla.
Mi padre se acerco, quedando un par de escalones por debajo y detrás de mi. Me toma por la cintura, yo me inclino hacia adelante lo suficiente para el goce visual de mi padre y finjo quitar la molesta piedrecilla de mi zapatilla. Listo el señuelo había funcionado, mi culo casi choca con la cara de mi papá. Así le mostraba muy de cerca lo que yo le quería dar, para que lo disfrutara y me hiciera gozar de la rica pija que se le marcaba bajo el pantalón. Yo ya había soñado con tenerla y complacerla en muchas ocasiones.
Apenas percibí el ruido que hizo mi padre con su garganta, como si se estuviera atragantando con la saliva. No daba crédito de lo que acababa de ver, no que no lo hubiera visto antes, solo que no tan cerca y frente a su cara, que seguramente pudo hasta percibir mi perfume y esencia de mujer. Sorprendido por el espectáculo de mi trasero frente a su rostro,... - gluuuup..., que linda eres güera,... gracias papi, tu también eres muy lindo.
Seguimos subiendo, iba feliz por saber que voy ganando la batalla de la prudencia y el respeto de mi padre hacia mi; contra mi deseo, lujuria y el perverso pensamiento incestuoso que siento por mi padre. El también lo siente, lo sé, solo que lucha por controlarlo.
Entramos a su recamara, por un instante paso por mi mente que había llegado la hora de entregarme a él. Mis emociones se pusieron al máximo, la piel se me erizó sintiendo un escalofrío que recorrió todo mi cuerpo. Al entrar a su recamara, casi de forma natural, sin pensarlo; como si fuera ya una costumbre en mi, sentí la necesidad de desnudarme y recostarme sobre la cama, abrir las piernas e invitarlo a sentir lo cálido de mi sexo y entregarnos de lo más rico.
No fue así, solo fue mi imaginación que me incitaba; pero sabía que pronto se haría realidad. Yo estaría desnuda, sobre su cama o en la mía, abriendo mis piernas al máximo para recibir la virilidad erecta de mi padre en mi interior.
Mi papi abrió las puertas de su closet y me pidió que me acercara para ver los entrepaños que tiene, las gavetas y el porta trajes. Cuando me acerque para fingir ver el interior, lo hice de tal forma que mis tetas rozaran sus brazos y quedar frente a él; con mis bubis muy pegadas a su pecho. Entonces exclamé,... - uuuuy papi,... Toco y acaricio su pecho y sus brazos, diciendo,... - pero si aún eres hombre muy fuerte, mira que brazos y que pecho tienes, de seguro mamá disfruta mucha la intimidad contigo. Me contesto nervioso,... - hay Ivonne que cosas dices…, Oh papi solo fue una suposición imaginando que así sería. Con voz aún más nerviosa y quebrada me contesta... - mejor deja de decir cosas y mira el closet.
Me giro lentamente en el pequeño espacio con la sola intención de ofrecerle a mi papi mi cuerpo. El en ningún momento se movió, ni se retiro, al contrario: permaneció firme en su postura aceptando mi arrumaco. Detalle que yo aproveché para restregar de nuevo mi culo en su paquete... Le digo, - Mmmm! que lindo closet papito, es muy grande y se ve que lo ocupas muy bien.
Mi padre guarda un tenso silencio. Al parecer ya no sabe que decir, o simplemente esta asombrado con lo atrevida que soy y por el placer que siente al tener el culo de su bella hija pegado a su excitado miembro.
Al no resistir la tentación y no querer verse comprometido, torpemente se sale del closet.
En ese momento le pregunto de forma directa...
- ¿Papá tu le has sido infiel a mi mamá?, me dice...
- No, nunca hija,...
Me empiezo a reír, jajajaja!
- No te creo papito, los hombres por naturaleza son infieles, te lo digo por experiencia.
- Güera, ¿qué estas diciendo?,... entonces tu has tenido que ver con hombres casados...
- Huuuy, papá, ya me eche de cabeza yo sola. Perdón papi, por favor no le digas a nadie sobre todo a mi mamá, no lo entendería.
- ¿Porque me pides que calle, que no diga nada?
- Porque me gustaría seguir contándote, pero necesito que me prometas no decir nada a nadie, y que tu y yo seamos confidentes y nos contemos todas nuestras travesuras papá, ¿qué te parece?,
Mi padre lo piensa, yo insistí, - dime papi, ¿estas de acuerdo?
- Este bien te lo prometo, ¡¡¡lo juro!!!, pero dime, ¿por qué lo haces?
- Bueno, desde que entre a trabajar como edecán, a los 15 años, y al tener un buen cuerpo, me vi asediada por todo tipo de hombres, jóvenes, maduros, ancianos, divorciados, de todo tipo.
Mamá y tú no estaban de acuerdo en que yo trabajara, ¿recuerdas? Ya sea porque no iba acabar de estudiar la preparatoria o porque me podría perder en un mundo de promiscuidad, en el que las chicas solo son buenas para lucir el cuerpo y nada más. Eso es lo que ustedes dijeron, ¿correcto?
En parte si tuvieron razón, pero por otro lado no. Si acabe de estudiar y hasta la universidad. Si viví algunas broncas muy duras, pero también otras muy, pero muy divertidas y cachondas. Salía a divertirme y me acostaba con todo aquel que me gustaba, principalmente casados y maduros, son los más fáciles de controlar y terminar con ellos.
- O sea, que desde tu punto de vista yo soy un insatisfecho y que debo ponerle el cuerno a tu madre.
- Pues claro papa, inténtalo y veras que lo vas a disfrutar mucho, solo debes ser muy precavido y discreto,... ahh y saber cuidarte!
- Y con quién debo hacerlo, según tu?
- Pues con alguna chica linda y ardiente, que este muy ganosa y sensual, nunca falta alguien. En ocasiones, están mas cerca de ti de lo que crees. Solo hay que abrir bien los ojos para ver las señales.
- Alguien,... ¿así como tu Ivonne?
- Hay papito, ahora tu eres el atrevido y el que dice cosas locas,... ¿te atreverías a insinuarle algo a tu bella hija?... ¿en verdad te gustaría que fuera yo?... ¿me estas diciendo que te gustaría acostarte conmigo?
- Hay Ivonne que preguntas me haces, estas loca.
- Pues es algo en lo que no había pensado, hoy me siento muy sensual, excitada y ganosa, pero no lo se. Quien sabe si me atrevería a tenerte entre mis piernas papito, prefiero que tu seas el que lo decida, y que tu me digas que me quieres tener como mujer. No creas que no me he dado cuenta como me has visto desde hace años. Siempre sentí tu mirada en mi cuerpo, pero últimamente mucho más! Y me gusta, ¿sabes?... me gusta saber que te parezco atractiva y que te deleitas observando cada parte de mi.
- Ivonne, no se que decirte. Estaba apenado, ruborizado y no sabía donde esconderse. No se si fui muy directa y dura con mi comentario.
- No digas nada papito, piénsalo y después me dices si me quieres disfrutar, si quieres tener lo que tanto tiempo has deseado.
- Ahora mejor bajamos, tu a la sala y yo a la cocina. Ya no tarda en llegar mi mamá.
Volvimos a la planta baja de la casa, Roberto y yo continuamos como si nada hubiera pasado. La semilla ya estaba sembrada, solo se necesitaba tiempo para que germinara. Estoy segura mi padre se quedo pensado en mi cuerpo, en lo que acababa de ver y sentir tan cerca. Imaginando como sería hacerme suya y lo ardiente que sería en la cama.
La tarde pasó tranquila, la clásica tarde de comida familiar. Ya casi para despedirnos comenzando a caer la noche, le digo a mi papi...
- ¿Papi mañana por la mañana podrías ir a mi casa?, necesito me ayudes a tomar de una vez las medidas para diseñar un closet nuevo para nuestra recamara.
- Claro hija, aunque tengo mucho trabajo, me puedo dar una escapada. Pediré cambien una junta que tengo temprano.
- Gracias papi, entonces te espero a las 9:00, ¿está bien? Rafa (mi esposo) se va temprano a la oficina. Podremos trabajar sin problema.
- Perfecto güera, te paso a ver mañana. Me invitas un café.
Después de un rato nos despedimos. Mi mente e imaginación, no dejaban de fantasear, con todo lo que podríamos hacer mi papi y yo. Me veía disfrutando de la pija de mi padre en mi boca, besándola cada milímetro desde el glande hasta sus testículos. Mis pensamiento me hacían gozar muy lindo de una deliciosa fantasía incestuosa, sería mi oportunidad de seducir y entregarme a mi papi, mi primera cogida con mi padre! Cada momento me excitaba más, sentía como el calor y las ganas cubrían para poro de mi piel. No daba crédito a lo que podría y quería que sucediera al día siguiente. Solo serían una horas, muy largas horas.
Al día siguiente me apresure lo más que pude, casi corro a mi marido para poder prepararme. Limpié u poco mi casa desde temprano, preparé la recamara y mi closet en especial. Puse la colección de las películas de Taboo a la vista. Ropa muy provocativa y sexy sobre la cama. Me arreglé de lo más sexy y cachondo posible, con un mini vestido entallado, totalmente pegado a mi cuerpo y con un buen escote. Mis tetas lucían perfectas y se marcaban mis pezones bajo la tela. Me puse las zapatillas altas de tiras delgaditas que tanto me mira mi papi. Quería mostrar mi cuerpo lo más posible para encender el libido de mi padre, provocando su deseo.
Al poco rato llego mi papi, ya todo estaba listo. La trampa estaba puesta, solo faltaba que mi padre cayera en ella, y disfrutara de mi, como es mi deseo.
Al entrar mi padre me saludo con mucha alegría. Le dije que iba a la cocina a servir algo de café, el me pidió que lo dejara ir pasando a mi recamara, para ver el closet. Yo sonreí para mis adentros, todo estaba saliendo perfecto. Mi papi me desea, hizo lo que yo quería. El entró a mi recamara, donde estuvo un buen rato. Estoy segura que vio las películas y mi lencería sobre la cama. Sin duda también se dedico a ver todas mis zapatillas, en donde seguramente se habrá tomado la libertad de tocarlas y hasta olerlas.
Al regresar a la sala le pregunto…
- ¿Viste el closet papi? ¿Qué te pareció? ¿Alguna idea?
- Si güera, ya lo vi...
- Bueno, y dime ¿que piensas?
- Es muy amplio, hay muchas cosas que podemos hacer, y que quede como a ti te guste. Algunas cajoneras, más espacio para colgar ropa y algunos entrepaños para tus zapatos.
Mi padre se dirige a la cocina.
- Voy a tomar un poco de agua…
Me llama...
- Güera, ¿puedes venir un momento?... al llegar yo, me dice
- Hija vi lo que tienes en el closet, el tipo de películas y el tema, además la ropa sobre la cama.
- ¿Te gusto papa?
- Ivonne no me hagas decir y cometer una tontería, mejor vamos a la sala para que empiece a diseñar algunas ideas para tu nuevo closet.
Salimos de la cocina, yo primero. Mi padre detrás de mi, por lo que aproveché para lucir mi cuerpo ante él. Me movía al caminar, muy provocativo y sensual, esperando que disfrutara viendo el movimiento de mi cadera y mi culo, deseosa de ser penetrada. Estaba muy caliente, la excitación me tenia a tope.
Le pedí a mi padre anotara las medidas del closet y que empezara por trazar alguna idea. Le acerque papel y lápiz que ya tenía preparado sobre la mesa.
Mi padre se quedó en la sala, yo entro a mi cuarto dejando la puerta abierta. Mi intensión era la de exhibirme desnuda ante él al cambiarme de ropa. No que necesitara cambiarme, simplemente lo quería hacer para que mi papi me viera y así lo incitara a dar el paso final. Tomarme y hacerme suya.
Yo ya había iniciado con mi parte; me paseaba orgullosa alrededor de mi cuarto, de un lado a otro. Completamente desnuda, usando solo mis zapatillas de tacón alto. Con ellas se resaltaban mis formas de mujer. Mis senos muy erguidos, desafiantes. Mi culito bien levantado moviéndose de lado a lado al caminar. Aparecía y desaparecía de su vista constantemente. Me decidí a detenerme unos momentos frente a la puerta, acariciando mis tetas y mis nalgas, dándoselas a desear. Si no se había percatado o se estaba haciendo el disimulado, ahora ya estaba yo asegurando que me vería por completo.
Entonces con todo el atrevimiento del mundo, salí del cuarto y pase hacia el baño. Me detuve en el pasillo y mirándolo de frente y directo a los ojos le digo... - Hola papito lindo... con mi dedo índice sobre mis labios le mando un beso de lo más sensual. Me volteo y regreso a la recamara moviendo las nalgas, como hembra en celo invitando a su macho a poseerla.
Yo estaba hirviendo de excitación. Comienzo a vestirme frente a la puerta a la vista mi padre. Inicio por ponerme un brassiere delgado de tela muy fina, muy delicado, pequeño y transparente. Colocando con cachondería y suavidad mis tetas en su interior. Seguí con la parte baja, mi tanga de encaje blanco. Me tomo el tiempo de estirarla para hacer que se me meta bien en la cola y se ajuste al contorno de mi conchita, ya mojada de mis jugos. Retiro una zapatilla, apoyo mi pie sobre la cama y me coloco una media de seda blanca. Repito la acción sobre mi otra pierna, acariciándome al momento de acomodar y estirar la delicada prenda. Por último, tomo un mini vestido blanco de tubo, sin tirantes, ni cierre. Solo el pedazo pequeño de tela. Al ponérmelo introduzco cuidadosamente mis piernas, para subirlo por mi cadera ajustarlo a mi pecho. Hago un gesto de enojo y llamo a mi padre.
- Papá, papito puedes venir un momento a ayudarme.
Al entrar mi padre le pregunto.
- Dime, ¿cómo luzco?
- Linda hija, muy hermosa mi güera.
- No papito, a mi no me gusta como me veo.
- Pero si luces fantástico!...
- ¿Cómo papa, dímelo?
- Muy sexy, muy cachonda, mi güera.
Abrazo a mi padre, junto mis senos a su pecho y le vuelvo a preguntar.
- Dime papi, ¿qué has decidido?, ¿me quieres tener para ti?
Mi padre solo atinó a pasar saliva, se podía notar el nerviosismo en él. De pronto estaba tenso, inquieto, a punto del infarto. Un segundo después…
- Si güera, si quiero tenerte para mi, hacerte mía.
- Entonces pídemelo papa, ¿pídemelo?
- Ivonne te quiero coger, quiero metértela; Ivonne, ¿déjame hacerte mía?
- Si papi, yo también quiero ser para ti, quiero que me hagas sentir mujer; lo tomo de la mano para llevarlo cerca de mi cama y le digo,.. ¡¡¡papito ven, hazme tuya!!! ¡¡¡Tómame!!!
Al decir esta palabras, yo ya había perdido toda cordura y mi padre también, solo nos dominaba el deseo incestuoso de coger, a partir de ese instante todo fue una locura.
Parándome frente a mi padre, le digo.
- Me ayudas; (señalando que me quite la ropa).
Mi padre me quita el vestido deslizándolo torpemente hacia abajo. Desabrocha mi brassiere, liberando mis tetas donde mis pezones ya comenzaban a doler de lo hinchados y calientes que estaban. Me dejó las medias y la tanga de encaje. Disfruta amasando y mamando mis tetas, comiéndose mis pezones. Por momentos succiona con fuerza para introducir al máximo una de mis bubis en su boca, haciéndome gemir de placer. Mientras, con su otra mano acaricia o más bien manosea mi otra teta. Yo encantada con lo que él hace, acaricio su cabello, tomo su cabeza con fuerza para que no se separe de mi teta. Lo estimulo para que continúe comiéndome los senos. Con su otra mano comienza por tocarme el culo. Lo oprime con fuerza tratando de abarcar lo más posible de mi nalga. Tanto tiempo deseándolo agarrar y ahora esta todo mi culo a su disposición. Yo gustosa de cómo me manoseaba de manera ansiosa, no podía parar y yo no quería que parara. Estaba tan excitada que también quería lo mío, así que empecé por acariciar su fuertes brazos. Tocar su pecho, bajar mis manos por su abdomen, hasta llegar a su miembro viril. Era hermoso sentirlo, fuerte y duro. Lo acaricio con devoción y lujuria. Estaba listo para penetrarme y yo deseosa por recibir tan anhelado pene dentro de mi vagina. Ya estaba hecha un mar de fluidos, calientes y jugosos para el hombre que los había provocado.
Aprovechaba para decirle cerca del oído... así papito, que bien se siente, me gusta, me excita... mmmmhh, queee ricooo, maaas papi, quiero maaasss,... continué estimulando su pene, hasta que tuve oportunidad de ser yo la que pudiera bajar a quitar su pantalón y descubrir lo que tanto deseaba, su miembro excitado al máximo, lo quería dentro de mi.
Al bajar su pantalón y su bóxer al mismo tiempo, salta cual brioso caballo, de forma rápida y fuerte hacia mi; un estupendo pene erecto. Me quedó exactamente frente a la boca y justo a mi medida. Como a mi me gustan las pijas; grandes, fuertes y venosas. Sobretodo la de mi padre que tenía al fin a mi alcance. Creo que por el morbo de cogerme (a mi, su hijita consentida), su erección estaba más grande e impetuosa, prendida al máximo, lista para descargar su contenido en mi precioso coñito.
Este cúmulo de sensaciones me tenían al borde del orgasmo. Besé, lamí y engullí tan hermoso falo. Le ayude a quitarse por completo la ropa para entonces volver a lo mío. A seguir degustando mi rico manjar, el sabroso pene de mi papi. Tener lo que tanto había incitado y provocado para llegar hasta este punto en mi vida, el coger con mi padre. Estaba dispuesta a lograr que mi papi gozara al máximo con mi cuerpo y de toda mi pasión.
Por un rato más continúe mamando con agrado y gusto el viril miembro de mi padre, hasta que él me levanto entre sus brazos y me lleva a la cama. Me depositó en ella, yo me deslizo hacia el centro y con mucha coquetería y cachondez, me quito la tanga y la lanzo a su rostro. Mi padre la toma, se la lleva al rostro y aspira profundamente su aroma, diciendo... - me la llevo como trofeo güera... le contesto y con mi dedo índice y le digo... - entonces, ven papi, ven a tomar el premio que te has ganado.
Yo recogí mis piernas, apoyando la planta de mis zapatillas sobre la cama. Abriendo al máximo mis piernas diciendo... ven papito, ven cógeme, cógeme como tu quieras, dámela ya, te quiero sentir.
Mi padre bufando como toro, esta listo para penetrarme. Se acerca a mi, pero contra lo que esperaba, no me la mete; se agacha y llevando su rostro a mi conchita, empieza a darme una maravillosa lección de sexo oral. Mete su lengua lo más profundo en mi interior, la mueve con maestría de lado a lado. En verdad sabe comerse una concha y la mía sobretodo. Disfrutó mucho bebiendo de mis jugos vaginales, cada que chupa de mi interior; me arranca suspiros haciéndome sentir un placer indescriptible, me lleva a la cúspide de la pasión. No puedo aguantar más y compenso a mi padre con un gran chorro de líquidos vaginales al llegar al orgasmo que me hizo tener. Mi mente nublada por el goce y el deseo de querer más, solo atinó a decirle... - Si papito, así papi, toma son tuyos, soy toda tuya.
Cuando mi padre acaba de beber de mi vagina, sube su mirada a mis ojos y con cariño y pasión, le digo... - que rico papi, me gusto mucho, pero quiero más... Me responde… - mi linda güera que rico sabes. Me imagino que has de coger bien rico Ivonne... Pues a las pruebas me remito papi, métemela ya, quiero sentir tu dura y caliente verga. Quiero que sientas lo rico va a ser que me la metas, y te demuestre todo el placer que te voy a dar. Métemela papi, métemela!
Mi padre toma mis piernas entre sus brazos, me las separa; acerca mi cadera a su cuerpo. Se lo que va hacer, yo simplemente me dejo llevar y acomodo mi vagina dejándola que toque la punta de su pija y como lo imaginaba, de repente sentí la gran estocada. El viril miembro de mi padre me penetro abriéndome mi vagina de manera rápida, entrando hasta el fondo. Aunque mi vagina se encontraba lubricada por mi orgasmo anterior, aún no estaba del todo abierta o dilatada, así que su penetración violenta, me lleno de un gusto fabuloso.
Fue una sensación que antes no había experimentado, me sentía completamente llena con semejante pija dentro de mi. No que fuera el tamaño de su pene, pues mi marido lo tiene mas grueso y un poco mas largo, y lo he hecho con hombres que en verdad lo tienen grande. Creo más bien fue la rica sensación del tabú, de aquello que es prohibido, que es secreto. Que yo estaba profanando al dejarme coger por mi padre. Tal vez fueron las dos cosas al mismo tiempo; su pene rico, delicioso dentro de mi y el placer del incesto con mi padre. Me hizo sentir deseo de ver como me coge mi padre, ver su pija entrar y salir de mi cuerpo ardiente.
Colocando mis brazos como apoyo sobre la cama para levantarme, veo perfectamente como mi padre mete y saca su pene dentro de mi. Volteo a verlo a los ojos y continuo estimulándolo... así papi, así más fuerte, que rico lo haces, me encanta, cógeme papi, cógeme, así... aaaahhhh, mmmmmhhh, aaggghh, que rico, maaaaasssss, siiiiiiii, papito sigue,.... Aaaaahhhh, oooohhhh que bien, maaaaaass... Mi padre me posee con rapidez y una violencia que me excita al máximo. Me dice... Ivonne que bien se siente, que rico coges... Papi que rico, dame maaass,... Ivonne que sabrosa y buena estas, que rico es cogeeerte, estas deliciosa, estás buenísima...
Mi papa estaba listo para terminar. Yo siento como esa rica verga, me parte en dos. Mi vagina esta caliente y bien lubricada a estas alturas, escurren mis jugos hasta mi ano. La pija de mi padre entra y sale con rapidez de mi ser. Mi vagina es como un guante fino que se adhiere perfectamente a su alrededor; aceptando su largueza y anchura dentro de mi. No cabe duda, mi vagina esta hecha para el pene delicioso de mi padre. Nuestro acoplamiento fue maravilloso,... Güera, que rico siento, voy a terminar... si papito, hazlo, lléname con tu leche… Al decir eso mi padre estallo, me echo su caliente leche arrancándome un segundo orgasmo del cual casi desfallecí, pero me hizo sentir la gloria.
Derrumbándome sobre mi cama, respiraba con rapidez y violencia, bufando del placer que sentí,.... mmsssmmsssmmsssmmsss, aaaahh, así papito, que bien, que rico.
Fue así que me convertí en la amante de mi padrastro, mi padre de siempre, satisfaciendo cada uno de sus caprichos y fantasías.
No cabe duda soy una perfecta zorrita, y me encanta.
Besitos
Dra. Tentación
Fotos:
Imágenes de carácter ilustrativo y propiedad de sus creadores originales.
Estupenda historia llena de morbo, nadie podría resistirse a una hija así, uffffffff
ResponderBorrarExcelente relato esperamos más como este
ResponderBorrarQue rico estuvo ese relato ☺️ excitante
ResponderBorrar